Ya no bastan los llantos. Ya no bastan las disculpas. Los recuerdos no son suficientes para el perdón. Nada vivido va a servir para recuperar lo perdido. Nada de lo que se dijo puede reemplazar a lo hecho. Nada de lo que dije te hará volver. Nada de lo que intento va a volver el tiempo atrás. Llegó el punto de que la ignorancia es nuestra compañera. Porque ni el llanto más profundo ni las palabras eternas pueden hacer esos recuerdos regresar. Ya nada va a ser igual. Bajé mis brazos y finalmente me di por vencida. Dí todo de mí pero nada es suficiente, hice todo lo que tenia a mi alcance pero tampoco es suficiente. Y cuando creía todo perfecto, todo en su lugar... Ahí es cuando sucede lo más trágico, la traición, la falsedad, que están a flor de piel.

Acá hay un problema y todos lo notamos y somos parte de eso, pero nos hacemos los ciegos y hacemos de cuenta que no pasa nada. Pero detrás de todo eso que se oculta, está la verdad que es ignorada por todos. La única verdad que nadie sabe, o nadie cree saber. Pero yo no puedo pretender que no veo mi realidad. Mi pésima realidad. Veo a la gente llorar, a la gente sufrir, a la gente gritar, a la gente pidiendo ayuda; pero nada es suficiente, ni el grito más ensordecedor puede salvarnos de esto. Confias hasta el último momento, hasta que la realidad te golpea en la cara. Confias hasta el último momento, hasta que la fantasía se hace realidad, peor que un golpe. A veces es mejor perder que encontrar, perder que ganar… La gente vive en una especie de burbuja, pero vos y yo afuera. Enfrentando la realidad... intentando vencerla, cuando sabemos que no se puede. Mis pensamientos son los únicos testigos de todo lo que (me) pasa, pero es lo que vos no podes descifrar.

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